Una conclusión realista

En estos días finales de la pandemia que hemos vivido, una autentica cuarentena medieval, de esas que se llevaban por delante a mucha gente, como las famosas epidemias de peste que asolaban, hemos de mirar a los cristianos de entonces para aprender de ellos.

Una conclusión realista

En estos días finales de la pandemia que hemos vivido, una autentica cuarentena medieval, de esas que se llevaban por delante a mucha gente, como las famosas epidemias de peste que asolaban, hemos de mirar a los cristianos de entonces para aprender de ellos.

Escatología intermedia

En este recorrido que estamos haciendo de los Novísimos o de las verdades de nuestra fe que sucederán al final de nuestra vida, vamos a detenernos en lo que los teólogos denominan Escatología consumada o estados finales, títulos que recuerdan ya al infierno, purgatorio y cielo, verdades reveladas que conviene meditar periódicamente (Jn 5, 25-29)-

Día del libro, el gozo de leer

Día del libro sin librerías. Sin el regalo casi obligado de una novedad editorial. Una tristeza para el lector, una tristeza más de la pandemia. Aunque habrá buenos lectores que en estos días tengan más huecos para la lectura.

 

Construir con dolor

En estos días de la alegría de la pascua de resurrección, cuando tantas personas en el mundo entero se felicitan alegres “las pascuas” y se dan parabienes, en un buen momento para que recomencemos el camino con alegría.

Reclusión

La reclusión –término más preciso que confinamiento–, a la que estamos sometidos, permite dedicar bastante tiempo a la lectura, aunque resulta penoso no poder frecuentar librerías, bibliotecas, tertulias literarias... Hace pocos días, al haber terminado los libros que tenía previsto leer antes de encerrarnos en casa, me puse a buscar, en las estanterías de la mía, algún texto que no hubiera leído. Tras algunas dudas, me decidí por Hombres de maíz, de Miguel Ángel Asturias (1899-1974), escritor y diplomático guatemalteco, que recibió el Nobel de Literatura en 1967 (un año antes, el Premio Lenin de la Paz). De él había leído El señor Presidente, su obra más conocida, que influyó en escritores hispanoamericanos de las siguientes generaciones. Al topármelo en la búsqueda, me acordé de que un compañero de trabajo, buen lector, me había hablado hace tiempo favorablemente de Hombres de maíz, obra publicada en 1949.

La alegría de la Pascua

Es una tradición creciente entre los católicos del mundo entero felicitarse las pascuas de resurrección, e incluso en algunos pueblos y culturas se envían en estas fechas, recordatorios y regalos, todo ello por la profunda e inmensa alegría de la Resurrección del Señor. Ya lo afirmaba san Pablo, “si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe” (1 Cor 15, 14), a lo que podríamos añadir también que al igual que moriremos con Cristo, también resucitaremos con Él. Una verdad consoladora. Lógicamente, en estos días tan señalados de la Pascua, es lógico que nuestra mirada se dirija al tratado de la Escatología, los novísimos, para refrescar estos misterios centrales de nuestra fe y meditarlos.

La España vacía de Delibes

Volver sobre los grandes libros de nuestros clásicos es un ejercicio espléndido. Muchos españoles han leído, quizá en sus tiempos de colegio, uno de los libros más famosos de Miguel Delibes, El camino. Y una vez más se manifiesta, en este libro, la diferencia tan notoria entre lo que engancha o gusta en la primera lectura y lo que percibimos años después. El centenario del nacimiento del autor es una ocasión buena para volver a disfrutar de su obra.

República de sabios

El profesor y catedrático de la Universidad Carlos III, Francisco Javier Rubio Muñoz, ha dirigido y coordinado un equipo de investigadores y, con su maestría habitual, ha logrado realizar una obra importante, que marcará un estilo en los trabajos de esta índole y de esta categoría.

Juicio de amor

San Josemaría en un capítulo de Camino, dedicado a los Novísimos, bajo el bellísimo título de “Postrimerías”, traía a colación un recuerdo tomado de una carta del obispo de Ávila, Santos Moro, en la que le decía “«Me hizo gracia que hable usted de la ‘cuenta’ que le pedirá Nuestro Señor. No, para ustedes no será Juez -en el sentido austero de la palabra- sino simplemente Jesús». -Esta frase, escrita por un Obispo santo, que ha consolado más de un corazón atribulado, bien puede consolar el tuyo” (Camino, 168).

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