Desde hace tiempo surge la preocupación, en nuestra sociedad actual, de la soledad de personas mayores, con una edad que les impide moverse con normalidad, o una enfermedad que les limita, y que no tienen apenas familia. Como me encuentro con casos, soy consciente de que es una realidad compleja, difícil de arreglar. Sobre todo cuando nos encontramos con personas que apenas tienen facultades para salir adelante en las obligaciones normales de la vida, del cuidado de la casa, de salir a comprar, de viajar…