Se han acabado las fiestas navideñas. Se nota un cambio importante en la sociedad, en las calles, las carreteras, y los comercios. Me contaba alguien que en Londres las luces navideñas empiezan a aparecer en octubre, a principios de octubre. Y todos somos conscientes de que, al final, estamos ante un reclamo comercial, buscando que la gente gaste mucho. En gran medida, se ha perdido la devoción, la mentalidad cristiana clara de que estamos celebrando la maravilla de la Encarnación del Verbo.