Con este duró y falso título el célebre escritor Álvaro Pombo (Santander 1939), arranca sus memorias acerca de Dios, dirigidas a un público culto y, en cierto modo, cautivado a por la lectura de sus obras que, habitualmente, no suelen ser ensayos sino narrativa. Indudablemente, afirmamos que a Dios se llega por la oración, por la oración personal, y, precisamente, el trato personal con Jesucristo es el gran ausente de estas memorias.