Para escribir libros de historia de la Iglesia, habitualmente se recurre a las fuentes documentales, archivos, libros parroquiales, hemerotecas, boletines de las diócesis, bancos de datos, estadísticas, publicaciones y libros de memorias y un sinfín de pruebas con las que dar solidez a la relatos aportados, interpretación de los acontecimientos y la vida de las personas e instituciones ambientadas en su época, bien en el momento de la implantación de la Iglesia o en su desarrollo posterior.