Las monarquías europeas se fueron configurando y sustentando durante muchos siglos, sobre la figura del Rey y la familia real, pero también fueron muy importantes los nobles que les rodeaban y colaboraban fielmente con su persona, sus familias y con sus bienes. Además, hay que contar como base de la monarquía, la fidelidad y obediencia de los que trabajaban en las casas reales y de los grandes títulos y, en general, con el fervor y la devoción del pueblo que los sostenía con su confianza y veneración, especialmente la burguesía que aspiraba a pertenecer al primer estado (19).