Si tuviéramos que calificar con un solo adjetivo el pensamiento, la literatura, el arte, la música, el cine o, en un sentido más amplio, la cultura hoy preponderante, sobre todo en Occidente, quizá sería el de nihilista, o de un modo más suave, relativista. Las manifestaciones artísticas serán mejores o peores, pero a menudo exponen, reflejan o nos enfrentan con acierto a esa perspectiva, en la que subyace de un modo generalizado una visión de la existencia y del hombre más bien negativa y pesimista, que ha ido calando en la sociedad; paradójicamente, quizá de modo más patente en los países desarrollados que en otras zonas de nuestro planeta.