La lectura de En estado de gracia (Renacimiento, 2021), el último poemario de Carmelo Guillén Acosta (Sevilla, 1955), ha sido para mí una prueba más del enriquecimiento con que nos premia la buena poesía. El poeta se asoma a la vida y nos anima, desde el comienzo ("Mira afanoso el mundo"), a permanecer y a analizarla con una mirada diferente de la relativista y nihilista hoy tan asentada y acomodaticia, por lo menos en la cultura occidental. Es una invitación a la osadía, para descubrir la grandeza de lo sublime de lo cotidiano, la trascendencia, la relevancia del hoy y ahora, el único momento en el que la felicidad es posible.