Con anterioridad hemos leído textos del papa Francisco, pero esta Carta sobre la literatura nos resulta entrañable y cercana. El Pontífice recuerda su propia juventud en Argentina, cuando con 28 años fue profesor en el colegio jesuita de Santa Fe y trataba de convencer a sus alumnos para que leyeran poesía. La lectura -escribe Bergoglio- acompaña la soledad y el vacío de la vida, y serena el alma cuando ésta se niega a tranquilizarse en "momentos de cansancio, rabia, decepción o fracaso".